Comer de manera saludable es, sin duda, una de las mejores decisiones que podemos tomar para nuestro bienestar. Pero cuando la obsesión por la comida sana lleva al exceso, puede derivar en un trastorno poco conocido pero frecuente: la ortorexia nerviosa.
Ahora bien, ¿hasta qué punto es bueno preocuparse tanto? Esta obsesión por la comida sana puede terminar afectando la vida social, emocional y física. En ese sentido, lo que empezó como un hábito saludable se convierte en una fuente de ansiedad y sufrimiento.
¿Qué es la ortorexia y cómo identificarla?
La ortorexia nerviosa es un trastorno de la conducta alimentaria que se caracteriza por una obsesión por consumir exclusivamente alimentos considerados como muy saludables. De esta manera, la persona elimina por completo cualquier otro tipo de alimento de su dieta. Esta preocupación excesiva por la calidad y pureza de lo que se ingiere no sólo implica evitar el consumo de productos con conservantes, colorantes, grasas trans o azúcares añadidos. La ortorexia hace que también se restrinjan alimentos como el pan, la pasta o incluso frutas como el plátano y el aguacate, que la cultura de la dieta ha etiquetado erróneamente como perjudiciales. Si bien cuidar la alimentación es algo positivo, en este caso, la restricción y el miedo hacia ciertos alimentos terminan afectando negativamente la vida cotidiana.
Detectar la ortorexia puede ser difícil, ya que a menudo se confunde con un estilo de vida saludable. Con ayuda de la psicología y la nutrición, se pueden reconocer las características de la ortorexia y recuperar una relación más sana con la comida.
Algunas señales claras son el miedo intenso a ciertos alimentos, la planificación obsesiva de cada comida y evitar salir a comer con amigos o familia. Las personas con ortorexia también suelen sentir culpa cuando no siguen sus propias reglas, lo que puede generar ansiedad y una obsesión cada vez mayor.
Es importante señalar que quienes padecen este trastorno no buscan bajar de peso, sino alcanzar una sensación de pureza a través de la comida. Sin embargo, esta obsesión termina por generar el efecto contrario: ansiedad, estrés y un desbalance a nivel físico, mental y emocional.
Causas y factores de riesgo de la ortorexia
Las causas de la ortorexia son diversas y están relacionadas con factores psicológicos, sociales y culturales. La literatura científica señala que las personas con una fuerte necesidad de control, altos niveles de autoexigencia y rigidez en su forma de pensar son más vulnerables a desarrollar este trastorno. En algunos casos, la ortorexia también se vincula con comportamientos obsesivo-compulsivos, lo que refuerza la necesidad de seguir normas estrictas relacionadas con la alimentación. Además, es importante considerar el contexto actual en torno a la comunidad neurodivergente, donde pueden aparecer rasgos similares. En estos casos, un evento específico puede actuar como detonante, y la ortorexia nerviosa puede surgir como un mecanismo de defensa frente a la ansiedad o el caos percibido.
Otro factor importante es la influencia de las redes sociales y la cultura de la alimentación saludable. Hoy en día, es constante la exposición a mensajes sobre dietas extremas y la idea de que ciertos alimentos son «malos» o «tóxicos». Esto genera un temor irracional a consumir productos que no se consideran 100% naturales, lo que refuerza la necesidad obsesiva por comer sano.
Desde la psicología de la nutrición, se ha visto que personas con antecedentes de anorexia o bulimia pueden desarrollar ortorexia y vigorexia. En estos casos, el control obsesivo sobre la alimentación se convierte en una nueva forma de restricción, disfrazada de hábitos saludables mayormente aceptados por la sociedad.
Consecuencias físicas y emocionales de la obsesión por la comida sana
La ortorexia puede tener serias consecuencias tanto físicas como emocionales.
A nivel físico, puede generar deficiencias nutricionales. Por ejemplo, evitar grasas o carbohidratos puede provocar problemas en el metabolismo, falta de energía y dificultades en la absorción de vitaminas y minerales esenciales. Lo que provoca pérdida de peso extrema, debilidad y problemas en el sistema inmunológico.
En lo emocional, la ortorexia se asocia con ansiedad y una obsesión constante por la comida. La persona siente una presión intensa por mantener su alimentación «pura», lo que genera altos niveles de estrés y miedo a equivocarse.
Otra consecuencia es el aislamiento social. Las reuniones familiares o salidas con amigos se convierten en situaciones incómodas. La necesidad de controlar todo lo que se come puede derivar en problemas de autoestima, depresión y dificultades en las relaciones interpersonales.
Estrategias para prevenir y tratar la ortorexia
Darse cuenta de cuándo comer deja de ser un disfrute y se convierte en una preocupación constante es el primer paso para recuperar el equilibrio. Aunque parezca sencillo, no lo es tanto. A veces, sin darnos cuenta, nos aferramos a reglas demasiado estrictas con la comida, pensando que estamos cuidando nuestro cuerpo. Pero en realidad, terminamos perdiendo el disfrute y viviendo con el miedo constante de «hacerlo mal».
Por eso, es fundamental buscar ayuda profesional de un especialista en psiconutrición para reconstruir una relación más flexible y saludable con lo que comemos. La terapia psicológica puede ayudar a entender dónde comenzaron y por qué esos pensamientos obsesivos que te hacen ver la comida como «buena» o «mala» por creencias más flexibles que te lleven a un mayor bienestar en tus días.
Superar la obsesión por la comida sana es posible cuando aprendemos a soltar el miedo y recuperar el equilibrio. Cuidar tu alimentación no significa vivir con culpa o ansiedad. Busca apoyo profesional, permítete disfrutar y recuerda: comer bien no es comer perfecto, es encontrar el equilibrio en un consumo responsable.